Ventura, el gran Ventura, le dijo un día a Pedro Costa, en una pausa del rodaje de Juventude em marcha (2006): “No te inquietes, no porque tengas una cámara entre las manos me vas a conocer profundamente”. Y Costa siguió rodando. Salomé Lamas también: situó la cámara delante de un personaje controvertido, un mercenario, asesino a sueldo, cuya biografía recorre lo más oscuro de finales del siglo XX, y construyó una película que reflexiona justamente sobre la relación entre la cámara y el sujeto, haciendo de esa tensión una historia de amor imposible. Más que un documental sobre terrorismo, asesinatos y sangre, Tierra de nadie es un documental sobre los límites del propio documental. Y no es el protagonista quien vive en tierra de nadie, sino los espectadores, abandonados a su suerte en un mundo sin asideros. Salomé Lamas, uno de los nombres más fascinantes del nuevo cine portugués, videoartista, crítica y profundamente reflexiva, dijo sobre su propia película: “No quería afirmar que algo ocurrió de una determinada manera, sino poner en duda la construcción de los relatos. La película es sobre la experiencia de ese hombre, y lo único real es que está ahí sentado, frente a la cámara, hablando”. Un viaje a lo más oscuro de la historia, el mito, la verdad, la mentira y el propio cine. Gonzalo de Pedro

Ver Tierra de Nadie en FILMIN