Aunque no se llevó la Palma de Oro, Maren Ade se fue de Cannes el año pasado como la ganadora moral, después de haber triunfado entre público y crítica. Resulta difícil explicar cuáles son los elementos que definen Toni Erdman sin estropear la sorpresa: el problema no se refiere tanto a los posibles spoilers de una trama repleta de giros sutiles, sino a la posibilidad de mancillar la sensación con que uno termina la proyección con las expectativas desbordadas. Toni Erdmann es una comedia con un cierto sabor agridulce, un drama con gags hilarantes; un retrato de dos personajes abandonados a su suerte pero que no por ello dejan de encontrarse (y desencontrarse) por el camino. Maren Ade habla del cine como «momento», como aquel instante que sólo se puede recordar si se ha vivido, pero que desgraciadamente finaliza en el momento en que uno se da cuenta de su importancia. Habla de eso pero también de otras muchas cosas: de cómo un desnudo puede improvisarse, de una repostería repleta de sorpresas, de un padre y una hija que no se cuentan nada pero se cantan todo… Todo entre otras cosas. The Greatest Love of All. ER

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