Mejor Película: Aunque 2018 ha sido un año fructífero para mi cinefilia, con numerosas películas notables, solo puedo pensar en una que bordea la perfección: Burning de Lee Chang-dong. Compleja, ambigua y visceral, esta cinta juega con el propio concepto de ficción para hablar de las relaciones humanas y, casi tres meses después de verla, la sigo pensando y me sigue fascinando como el primer día.

Mejor Dirección: Claire Denis, por High Life. Retorcida pero serena, suspendida en medio del espacio y, aún así, paradójicamente telúrica. No la vi en las mejores condiciones (en una sesión de madrugada en el Festival de Sitges), pero me causó tal impresión (por lo visual, por las interpretaciones –¡Robert Pattinson!–, por la atmósfera) que me conminó a revisar la filmografía completa de su directora.

Mejor Actriz: Tilda Swinton en Suspiria. Swinton, en general, siempre. En este caso, junto a Guadagnino, y por partida doble, como la imponente Madame Blanc –cuyo papel cumple con creces– y como el (más bien irrelevante) Dr. Josef Klemperer. Solo por la argucia de dar vida al único protagonista masculino del film, completando un reparto enteramente femenino, Swinton merece ser considerada la mejor actriz del año.

Mejor Actor: Adriano Tardiolo en Lazzaro feliz. Esa expresión abstraída en un rostro de facciones suaves. El Lazzaro de Alice Rohrwacher es la bondad hecha personaje, y Tardiolo la perfecta encarnación de esta alma pura.

Mejor Fotografía: Alfonso Cuarón, por Roma. En su trabajo al mando de la fotografía de Roma –reemplazando a su colaborador habitual, Emmanuel “Chivo” Lubezki–, Cuarón sostiene, durante toda la película, una mirada clara, segura y sensible, dando forma a una de las obras más bellas y delicadas del año.

Mejor Guion: David Robert Mitchell y Lo que esconde Silver Lake, probablemente, la película que más me hizo reír este año. He aquí un festín de embrollados giros de guion y arbitrariedades fantásticas. La teoría del caos hecha película.

Mejor Plano: Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) en El hilo invisible de Paul Thomas Anderson, parado, cual perro abandonado, frente la puerta tras la marcha de Alma. Bellísimo juego de umbrales y espacio vacío.

Mejor Reparto: La balada de Buster Scruggs de los hermanos Coen. Tim Blake Nelson,  Zoe Kazan, Tom Waits, James Franco, Liam Neeson, Harry Melling, Bill Heck, Brendan Gleeson… un completísimo plantel de grandes figuras, todas ellas en papeles que les vienen como anillo al dedo.

Mejor Momento Musical: El primer despuntar de Ally (Lady Gaga) entonando Shallow en el escenario, junto a Bradley Cooper, en Ha nacido una estrella. Especialmente la vocalización creciente hacia el final de la pieza, dejando atrás cualquier duda sobre el talento y capacidad de Lady Gaga.

Mejor Cortometraje: Este año me di un buen atracón de cortos. Lo mejor fueron los palomeros de Los que desean de Elena López Riera, y los jockeys fantasma de Mountain Plain Mountain de Daniel Jacoby y Yu Araki.

Mejor Película de Animación: Ex aequo para La Casa Lobo de Cristóbal León y Joaquín Cociña, y Una vez la noche de Antonia Rossi, ambas realizadas con técnicas no demasiado habituales para la animación (un stop motion performático y la pura e inmóvil ilustración) pero que abren posibles futuros caminos para su diversificación.

Mejor Documental: Inland Sea de Kazuhiro Soda. Sentido, pausado, tranquilo homenaje a los pueblos pesqueros japoneses, de población envejecida y costumbres centenarias.

Mejor ¿Falso? Documental: Mudar la piel de Cristóbal Fernández y Ana Schulz. Podría constar en la categoría de Mejor Sorpresa. El film mantiene su ambigüedad hasta el final, reflexionando sobre las complicaciones implícitas en la realización de documentales biográficos.

Peor Experiencia en Sala: Anon, de Andrew Niccol. El film, con su distopía reglamentaria y su obvio acercamiento a los códigos de la ciencia ficción, me aburrió en sobremanera. No ayudó que fuese la primera película de un maratón de madrugada del Festival de Sitges.

Mejor Experiencia en Sala: In Fabric, de Peter Strickland. Al final de esa misma maratón, en Sitges, el cansancio acumulado se transmutó en una extraña hipersensibilidad ante el disparate propuesto por Strickland, puro surrealismo fetichista y consciencia de culto.

Mejor Título: Isla de perros, de Wes Anderson, pero en su título original, Isle of Dogs, que en su faceta verbal se convierte en una declaración de amor: I Love Dogs.

Mejor Retorno Autoral: En 2012, Drew Goddard presentaba La cabaña en el bosque, una autoconsciente e irónica mirada a los clichés del género de terror. 6 años más tarde, la esperada Malos tiempos en El Royale cumplió con creces las expectativas gracias a su trabajo narrativo con el espacio unitario, los vaivenes temporales y un reparto memorable liderado por Jeff Bridges, Cynthia Erivo y Dakota Johnson.

Mejor Lagrimeo: Un asunto de familia, de Hirokazu Koreeda. Una vez más, el cineasta japonés visibiliza las injusticias sociales poniendo el punto de mira en la infancia y la familia, derribando cualquier posible muro emocional en el espectador.

Mejor Plot Twist: Hereditary, de Ari Aster. Cuidado con los postes en las carreteras. Brutal.

Peor Plot Twist: Tully, de Jason Reitman. Aunque el film no me desagradó, en gran medida gracias a una increíble Charlize Theron, el desenlace me remitió a las salidas fáciles, del estilo “y todo fue un sueño”.

Mejor Energizante: Mision: Imposible – Fallout de Christopher McQuarrie. Tras ver las trepidantes peripecias de un cincuentón Ethan Hunt/Tom Cruise, salí del cine prácticamente dando botes.

Mejor Película para pasar la tarde: Noche de juegos de John Francis Daley y Jonathan Goldstein, con el tándem Jason Bateman-Rachel McAdams encabezando este disparatado divertimento.

Mejor Sorpresa: Vista en el Festival de Cine Asiático, en Barcelona: By the Time It Gets Dark, de Anocha Suwichakornpong. Un viaje alucinado entre ficción y realidad, a través de distintos personajes, por toda Tailandia.

Mejores Efectos Especiales/Diseño Artístico: La atmósfera iridiscente de Aniquilación de Alex Garland (Ex Machina).

Mejor Diseño de Sonido: Killing de Shinya Tsukamoto. Las katanas palpitando en los oídos, esas frecuencias indescriptibles, las escenas de acción… aún retumban en mis sueños (o pesadillas).

Película que no me entusiasmó, pero ha ido resonando en mi mente: El reverendo (First Reformed), de Paul Schrader. No salí de la sala demasiado convencida, pero creo que todavía me queda por procesar el in crescendo final.

Película que odié, pero me gustaría revisitar: En la playa de Chesil, de Dominic Cooke. Me desagradó de forma activa, por varios motivos, todos ellos referentes a su burdo sentimentalismo. Tras leer las puestas en valor de algunas críticas (Quim Casas a El Periódico o Javier Ocaña en El País), me pregunto si quizás no fuera demasiado injusta.

Película que amé, pero no quiero volver a ver (de momento): El silencio es un cuerpo que cae, de Agustina Comedi, que también podría figurar como el Mejor Lagrimeo. Salida del armario póstuma del padre de la directora, tratado desde un respeto y un sentido de la responsabilidad cívica encomiables. Me dejó muy tocada.

Mejor secuencia donde quedarme a vivir: El Hotel Overlook virtual de Ready Player One, cortesía de Steven Spielberg. Aunque sea tan solo por la nostalgia de lo que no llegué a vivir en su momento, esta puesta al día de uno de mis films favoritos me llamó especialmente la atención.

Mejor programa doble: Las equinas Lean on Pete de Andrew Haigh y Trote de Xacio Baño. Sorprendentes homenajes a la figura del caballo desde dos sensibilidades muy distintas pero, a su vez, delicadamente parecidas, partiendo del detalle y lo humano para llegar a lo animal.

Mejor descubrimiento (no de 2018, pero sí en 2018): Con el centenario del nacimiento de Ingmar Bergman, 2018 trajo la excusa perfecta para ponerse al día con la filmografía del cineasta sueco. Lo hice a través de DVD olvidados en casa, catálogos VOD (#TeamFilmin) o sesiones en la Filmoteca de Catalunya. Queda mucho camino, pero este año me permití descubrir verdaderos clásicos.

Mejores propósitos/estrenos de año nuevo: A pesar de que 2018 nos trajo una cosecha fantástica, me han quedado algunos títulos pendientes que llegan a nuestras salas en Enero.
La Favorita (Yorgos Lanthimos)
El blues de Beale Street (Barry Jenkins)
La casa de Jack (Lars von Trier)
The Nightingale (Jennifer Kent)
The Old Man & the Gun (David Lowery)