Mejor película: Maligno, de James Wan. Este año tuve la suerte de ver muchas propuestas con las que he disfrutado enormemente, pero, aún así, el criterio para escoger el título “ganador” ha sido muy sencillo. Simplemente, no puedo pensar en otra experiencia tan completa como la que me brindó Wan con su particular y original homenaje a sus filias cinéfilas, un prodigio narrativo excesivo y sobrio a partes iguales.

Mejor dirección: Julia Ducournau, por Titane. Si hablamos de originalidad, pocas visiones autorales apuestan tan fuertemente por sus propias intuiciones como lo hace Ducournau. Titane puede pecar de un cierto hermetismo, pero es el único modo que encuentra la cineasta francesa para imbricar distintos registros e ideas: la fluidez de género, la construcción de la propia identidad en la pospubertad, las relaciones paterno/materno-filiales, “la nueva carne”…

Mejor actuación protagonista: Ex aequo entre Adam Driver en Annette (Leos Carax), y Mads Mikkelsen en Otra Ronda de Thomas Vinterberg. No hay día en que no piense en ese monólogo de Driver a mitad del film.

Mejor reparto: Succession. Al goce de recuperar, en la tercera temporada, a todos los personajes de la serie de Jesse Armstrong justo en el ojo del huracán, cabe sumar el reconocimiento definitivo de la labor de Brian Cox. Aunque, ¿quién podría quedarse con un solo intérprete?

Mejor fotografía: El universo artúrico entendido desde el filtro David Lowery en El caballero verde. La fotografía preciosista y a la vez austera de Andrew Droz Palermo (A Ghost Story) siempre juegan a favor del imaginario visual de Lowery.

Mejor montaje: Spencer de Pablo Larraín y esas divagaciones entre presente, pasado y futuro. Sebastián Sepúlveda, el montador habitual de Larraín, maneja las entradas y salidas de las figuras espectrales de la función con una delicadeza encomiable.

Mejor guion: Drive My Car de Ryusuke Hamaguchi. La mitad de los méritos deberían atribuirse a Haruki Murakami, pero no debe olvidarse que su texto original es un relato corto, que Hamaguchi convierte en una obra de tres horas. Así consigue que la historia vaya calando hondo, como un drama que se cuece a fuego lento.

Mejor banda sonora: No hay banda sonora que me haya conmovido, obsesionado e intrigado como la urdida por los Sparks para Annette. Su música y letras hacen sonar la magia del sexo, del nacimiento, la muerte, la corrupción moral, el abuso sexual, la decadencia cultural…

Mejor diseño sonoro: La pieza corta de Yoriko Mizushiri Anxious Body que se pudo ver en la sección internacional de L’Alternativa. Sin narración, todo deviene una perfecta representación visual y sonora de la ansiedad.

Mejor plano: La imagen final de Eles transportan a morte de Helena Girón y Samuel M. Delgado. El cuerpo que ya no es cuerpo, calcinado pero que, lentamente, es invocado por el fuego y la memoria. Fotografiado por José Ángel Alayón, es un desenlace que funciona como un embrujo.

Mejor documental: Get Back, de Peter Jackson. Pese a todo lo que ya se ha dicho, cabe celebrar el modo en que Jackson y su equipo ha dado forma, de un modo respetuoso, a una ingente cantidad de material inédito. Y que conste que se confirma que no fue Yoko la que los separó, aunque sí que era un poco pesada.

Mejor cortometraje: Los huesos, de Joaquín Cociña y Cristóbal León.

Mayor sorpresa: El ensayo visual No existen treinta y seis maneras de mostrar cómo un hombre se sube a un caballo de Nicolás Zukerfeld y Re Granchio de Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis, ambas vistas en el muy estimulante festival Novos Cinemas de Pontevedra.

Mejor título: Esa mujer hongsangsiana que no escapa a ningún sitio en La mujer que escapó / The Woman Who Ran. ¿O quizás sí? Hong Sang Soo cede espacio fílmico para hablar de esas feminidades que tan habitualmente en su cine quedan relegadas al papel masculino.

Mejor serie: Misa de medianoche de Mike Flanagan, terror que se arraiga en el sentimiento, en la experiencia de lo humano. Flanagan confirma el terror que emana de los ángeles bíblicos.

Mejor salvavidas anímico: (Nota: Recuperamos el premio/categoría del año pasado porque, aceptémoslo, estamos un poco mejor que entonces, pero tampoco magníficamente). ¡Corten!, de Marc Ferrer. Habréis notado, quizás, que cada vez me dejo llevar más por el cine que me hace disfrutar. Pensar, sí; sentir, por supuesto; disfrutar, aún mejor, sobre todo si el placer lo suministra un cineasta desacomplejado. Me gusta (y me estimula) la Barcelona de Ferrer & compañía.

Mejor programa doble: Tres pisos (Nanni Moretti) y La crónica francesa (Wes Anderson). Estas dos obras de grandes autores entrecruzan historias cada una a su manera. Moretti hace gala de un pesimismo con final dulce; Anderson echa mano de una superficialidad deliciosa.

Película que no me entusiasmó, pero ha ido resonando en mi mente: La impresionante one-man movie de Ryan Braund, Absolute Denial. El cineasta lo hace prácticamente todo por su cuenta: la animación, el guion, la dirección… Y aunque su argumento lo tiene todo a su favor para fascinarme (paranoia contemporánea), hay algo en su resolución que me deja a medias.

Película que odié, pero me gustaría revisitar: Tiempo de M. Night Shyamalan. La volvería a ver, simplemente para comprobar si es que me perdí algo.

Repaso filmográfico del año: Aprovechando el reestreno de Crash con motivo de su 25 aniversario, repasé gran parte de la filmografía de David Cronenberg. Así descubrí títulos con los que aún no había tenido valor de enfrentarme, como la propia Crash o Inseparables, solo para confirmar lo que ya sabía, que en cuanto sus imágenes entran en tu cerebro, no salen nunca más.

Propósitos/estrenos de año nuevo: La industria cinematográfica está hecha un lío. Los estrenos se mueven un mes arriba, un mes abajo, tres meses arriba… Pero entre lo que suena que va a estrenarse próximamente, y lo que ya se sabe seguro, me llaman la atención el Batman (Matt Reeves) que encarnará Robert Pattinson, o lo nuevo Robert Eggers, The Northman. Para añadir un broche final, lo nuevo de Damien Chazelle y Joel Coen, Babylon y The Tragedy of Macbeth.

¡Feliz año nuevo!