Página web de Zinebi – Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao (8-15 de noviembre).

THOSE THAT, AT A DISTANCE, RESEMBLE ANOTHER. Jessica Sarah Rinland. 67 minutos. España, Argentina (2019).

En su nuevo trabajo de orfebrería fílmica, Jessica Sarah Rinland prolonga su metódica exploración del concepto de utopía cultural, algo de lo que ya dio buena cuenta en la extraordinaria Black Pond. En Those That, at a Distance, Resemble Antoher, la cineasta británico-argentina sustituye al grupo de investigadores naturalistas de su anterior film por un heterodoxo equipo de arqueólogos y conservadores que ponen todo su conocimiento acerca de la preservación al servicio de museos de todo el mundo, de Sao Paulo a Londres. Con una vocación marcadamente ensayística, Rinland plantea un merodeo conceptual (abierto y zigzagueante) en torno a la conservación del pasado y la realización de copias. La preservación, en una reserva natural, de una raza de “monos aulladores” sirve para contextualizar la interpretación de la Teoría de la Evolución como una larga cadena de copias de un mismo ADN, una lectura darwiniana inspirada por la película Copia certificada, el monumento metalingüístico de Abbas Kiarostami. Luego, las imágenes del humilde taller de un ceramista se emparejan con el sofisticado trabajo de un grupo de conservadores museísticos: la empresa científica hermanada con el trabajo artesanal. Y, en la cumbre del elogio al conocimiento, Rinland observa la realización de copias de viejas tablas de escritura antigua. La copia como forma de perpetuación del saber.

En un momento crucial del film, la trabajadora de un museo –a la que nunca vemos el rostro; una estrategia habitual con la que Rinland subraya el carácter universal de su discurso– afirma lo siguiente: “La copia es perfecta e inalterable, mientras que el original es víctima del tiempo y de la realidad”. Lo transitorio y lo constante, lo efímero y lo perdurable, lo perecedero y lo inmortal. Dialécticas con las que Those That, at a Distance… articula una reflexión de orden ontológico acerca de lo fílmico –el interés de Rinland por el estudio del dispositivo cinematográfico se hace evidente cuando filma, con su cámara de 16mm, el visor de una cámara fotográfica digital, como si se tratara de un palimpsesto invertido–. ¿Qué es el cine?, se pregunta esta cineasta realista mientras sus “personajes” hablan de lombrices que participan en la conservación de restos arqueológicos, o mientras un láser pule la superficie de un viejo hueso de elefante. ¿Qué es el cine? ¿Un arte embalsamador, capaz de detener el tiempo mediante su dispositivo de “reproductibilidad técnica”? ¿O se trata más bien de un arte inclinado a la invocación del transcurso del tiempo, una herramienta privilegiada para el retrato de los procesos evolutivos, naturales, históricos? ¿Podría ser una mezcla de ambas cosas? Igual de minuciosa que los protagonistas del film, Rinland envuelve su atorreflexivo estudio sobre la naturaleza del cine con un conmovedor homenaje al esmero y delicadeza de los arqueólogos y conservadores. Unos científicos cuya infatigable actividad manual toma, en las imágenes de Those That, at a Distance…, la forma de un ritual sagrado, un cometido trascendental que nos devuelve la fe en lo que queda de civilizado en el espíritu humano. Manu Yáñez

KRABI, 2562. Ben Rivers, Anocha Suwichakornpong. 94 minutos. Reino Unido, Tailandia (2019).

Krabi, 2562, el fruto de la asociación artística entre el británico Ben Rivers y la tailandesa Anocha Suwichakornpong, nos presenta un viaje… un recorrido que, como cabía esperar de estos inquietos y heterodoxos cineastas, invita a expandir las fronteras de la propia idea del viaje. No se trata solo de explorar un espacio exótico, sino también de descubrir las líneas temporales que conviven en éste. ¿La trama (si podemos llamarla así)? Un actor se toma un merecido descanso entre toma y toma del rodaje de un anuncio de un refresco. Durante este paréntesis, se adentra en la frondosidad de la selva, y ahí choca con un hombre de las cavernas, una suerte de eslabón perdido no solo de la evolución humana, sino también de la Historia tailandesa. Interconectando lo geográfico, lo etnográfico y lo político, Rivers y Suwichakornpong proponen una visita que poco tiene que ver con la ruta turística y mucho con la odisea espiritual.

Los momentos más inspirados de Krabi, 2562 (más allá de la elocuente denuncia de los brutales mecanismos de control ejercidos por el régimen militar tailandés) son aquellos que despiertan, en plena naturaleza, una especie de síndrome de Stendhal. Un vértigo que, según los directores, surge de la comprensión del contexto histórico y del respeto hacia los habitantes del lugar. Un pulso contemplativo que, sin solución de continuidad, se transmuta en lo que cabría definir como una película de Hong Sangsoo protagonizada por el mismísimo Oliver Laxe, en la piel de un cineasta que, durante un rodaje, debe lidiar con su propio ego y sus anhelos sexuales. Tal cual, y recordemos, a tales efectos, el díptico compuesto por The Sky Trembles and the Earth Is Afraid and the Two Eyes Are Not Brothers de Rivers (protagonizada por Laxe) y Mimosas de Laxe. El resultado de este cóctel observacional-narrativo es el desembarco en una dimensión marcadamente intangible y misteriosa. Víctor Esquirol

LAS FACULTADES. Eloísa Solaas. 77 minutos. Argentina (2019).

Alumnos y alumnas se preparan para los exámenes finales con las más diversas tácticas de estudio. Llega el día de dar las pruebas orales. Profesores más o menos exigentes, muchos nervios, tensiones, frustraciones y la liberación final. Luego, a esperar las notas y firmar las libretas. La cámara fija de Eloísa Solaas va hasta las facultades más variadas (Arquitectura, Derecho, Física, Filosofía, Sociología, Agronomía, Diseño de Imagen y Sonido y hasta un bienvenido descanso musical con una prueba de piano) para narrar la intimidad en aulas y pasillos de la vida universitaria en su momento más extremo y decisivo. Puede que el dispositivo elegido por Solaas (ella misma egresada de la carrera de Imagen y Sonido) resulte por momentos demasiado rígido, pero la capacidad para poner la cámara en el lugar exacto, a la distancia justa y luego seleccionar los momentos más relevantes hace de Las facultades un acercamiento en varios pasajes fascinante al funcionamiento de la universidad pública argentina.

Como curiosidad, una de las estudiantes de Filosofía es la también directora y actriz María Alché (Familia sumergida). Las diferencias entre el clima caótico en esa facultad de humanidades y el contexto solemne y atildado de Derecho (donde se reproduce la dinámica de un juicio con fines evaluatorios) quedan evidenciadas sin que Solaas deba agregar ningún comentario, voz en off ni subrayar elemento alguno. Un relato construido con los mejores recursos y atributos del documental de observación –el modelo de Frederick Wiseman es el principal referente– que le valió a Solaas el premio a Mejor Dirección en la Competencia Argentina de la pasada edición del festival BAFICI de Buenos Aires. Diego Batlle