Página web de la Mostra de Cinema Àrab i Mediterrani de Catalunya.

BEIRUT: EYE OF THE STORM | Mai Masri | Líbano | 2021 | 75 min.

Aunque es jordana de nacimiento, la cineasta Mai Masri tiene nacionalidad palestina y estadounidense, y fue criada en gran parte en Beirut. No sorprende, pues, que la capital libanesa sea el foco de una parte importante de su trabajo fílmico, como ocurre en Beirut: Eye of the Storm, su película más reciente. Masri es una directora de cine activa desde principios de los años 80, habiendo rodado hasta 12 películas, todas políticamente muy comprometidas con las causas palestinas y de Medio Oriente. En Beirut…, la veterana cineasta da voz a Noel, Michelle, Hanine y Lujain, cuatro libanesas jóvenes y valientes.

Entre ellas, una periodista, una operadora de cámara que pone imágenes a las protestas de su pueblo, y dos artistas polivalentes que, entre otros proyectos, realizan vídeos musicales satíricos para poner en entredicho aquello impuesto por el sistema político libanés. A partir de esas cuatro miradas frescas y directas, Masri construye el retrato de toda una generación. Quizás la directora ve en sus jóvenes protagonistas un relevo para la lucha (abierta) por las libertades que ella misma lleva empuñando, con su cámara, desde hace década. Y lo admirable es que, pese a la dimensión trágica de esta batalla que no se resuelve, los testimonios del film no están marcados por la desilusión, sino más bien por la determinación, la confianza de que se puede ir avanzando, aunque sea pagando precios muy altos. Su propia seguridad, su integridad física, su fortaleza mental. Marsi también incorpora el contexto Covid en su documento. Como bien remarca una de las protagonistas, pese a tratarse de una situación de aislamiento dramático para todo el mundo, en su caso, el aprisionamiento fue aún más demoledor, ya que conllevó la aniquilación de cualquier tipo de libertad. Un zarpazo reaccionario contra la idea del progreso social. Ahora, una vez dejada atrás la fase más severa de la pandemia, las jóvenes reivindican su papel en un proceso activo de empoderamiento, una conquista en marcha. ¿El objetivo a seguir? La construcción de un nuevo país donde más gente como ellas pueda vivir con plenitud esa libertad tan deseada. Júlia Gaitano

PLUMAS | Omar El Zohairy | 2021 | Francia, Egipto, Países Bajos, Grecia | 110 min.

A través de un singular cruce entre un realismo crudo (que podría remitir a los claroscuros del cine de Pedro Costa) y un surrealismo de tintes kafkianos, Plumas propone una rigurosa inmersión en la vida de una familia que habita el Egipto más marginal. Allí, un patriarca irresponsable gestiona el día a día de su clan con mano caprichosa y malgastadora… hasta que, durante una fiesta de cumpleaños, un mago convierte a este hombre autoritario en una gallina. La desaparición/transmutación pone en marcha una terrible historia de desposesión, en la que la familia protagonista se adentra en los anillos de un infierno marcado por la miseria, la mendicidad y el trabajo infantil. El cineasta Omar El Zohairy perfila este cuadro dantesco echando mano de una efectiva mezcla de aspereza documental (afianzada en el naturalismo gestual de los actores) y una estética formalista, sostenida sobre planos fijos que se asemejan a tableaux vivants. Así, lo que cuaja en la pantalla son postales de un mundo sumido en la bancarrota social y moral: la visita a una comisaría de policía se asemeja a un paso por el purgatorio, mientras que la mayoría de edificios que aparecen en la película están en ruinas.

Poco a poco, el drama familiar que perfila Plumas se va centrando en la figura de la madre de la familia. En una escena particularmente lacerante, un personaje le espeta a la mujer la siguiente advertencia: “Se sincera, limpia y eficiente. Y no te metas donde no te llamen”. Con rotundidad, El Zohairy disecciona los códigos de conducta de una sociedad rabiosamente patriarcal, lo que acerca el film a precedentes canónicos como Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles de Chantal Akerman o a éxitos recientes del cine de autor como Beginning de Dea Kulumbegashvili. En este sentido, el mayor riesgo que atenaza a Plumas es la caída en el pozo del melodrama flagelante. Sin embargo, El Zohairy sabe dotar a su protagonista de una dignidad que fulgura pese a permanecer soterrada la mayor parte del film (queda en manos del espectador descubrir si la mujer llega a sonreír en algún momento del metraje). Contra el abismo de la derrota, la heroína de Plumas transita el camino que va de la resignación estoica a una resiliencia en la que palpita un horizonte de emancipación. Manu Yáñez

MAPPING LESSONS | Philip Rizk | Egipto | 2020 | 61 min.

A principios del año 2011, numerosas manifestaciones agitaron las calles de ciudades y pueblos en Egipto. Eclosionaba lo que se daría en llamar la Primavera Árabe, un conjunto de protestas que confluían en el reclamo de derechos básicos y democráticos para la ciudadanía. En este contexto, la Revolución Egipcia movilizó a toda una sociedad profundamente descontenta con el estado del país, y como parte de este estallido social surgió el colectivo Mosireen, una iniciativa audiovisual que dio voz y forma artística a un anhelo de libertad. Phili Rizk, cineasta chipriota y autor de Mapping Lessons, formó parte de dicho colectivo, cuya tarea consistió en retransmitir en directo lo que allí iba aconteciendo.

Con lo expuesto anteriormente, queda claro que el compromiso de Rizk con el ideal de la justicia social es esencial para su trabajo como director. Algo que se evidencia en Mapping Lessons, que hace gala de un lenguaje audiovisual profundamente desacomplejado para proponer un diálogo entre diferentes conflictos políticos surgidos a lo largo de la historia. Desde la Comuna de Paris a la Guerra Civil Española, pasando por las luchas anticoloniales del siglo XX y hasta la actual Guerra Civil Siria, el cineasta mezcla y hace dialogar ficciones (incluidos films de Werner Herzog o Dziga Vertov) con imágenes documentales del siglo pasado, o grabaciones más contemporáneas realizadas con cámaras de móvil. A través de esta amalgama, Rizk aborda los distintos contextos con mirada crítica, aunque siempre encontrando el equilibrio entre lo analítico y lo narrativo. La suma de desiguales texturas visuales, así como de tramas separadas por amplios lapsos de tiempo, podría dar lugar a una pieza descoyuntada, confusa. Sin embargo, a la postre, el film revela la existencia de un trasfondo común: ocupaciones, pérdidas de identidad, imposición, violencia… De lo que conlleva vivir en un presente deudor directamente de ese pasado represor que, aunque tomando apariencias bien distintas, genera ecos por doquier. La lucha, pues, parece la misma. Y el lenguaje de Rizk es decididamente contemporáneo. Una lección de Historia para intentar comprender y cuestionar el presente. Júlia Gaitano