Entre un neoclasicismo embriagador (heredero de la tendencia a la abstracción que elevaba Vértigo de Hitchcock a las cumbres de lo sublime) y una modernidad en la que reverbera el recuerdo de los cuentos morales de Rohmer y las noches blancas de Vicconti, Two Lovers abre una brecha doliente en los entresijos del amor. Partiendo de lo más esencial (la geometría del triángulo amoroso), James Gray se asoma a las más altas cotas del drama romántico en su estudio de la trágica vulnerabilidad del hombre enamorado. El triángulo en cuestión lo forman dos mujeres radiantes, la volátil Michelle (Gwyneth Palthrow) y la afectuosa Sandra (Vinessa Shaw), junto a un hombre marcado por un funesto trauma sentimental (Joaquin Phoenix, soberbio como de costumbre). Tres personajes que Gray sumerge a placer en las tierras movedizas de la condición humana: el yugo de la familia, la fe y la tradición, la ilusión del libre albedrío, el impulso irrefrenable de la pasión y las consecuencias de la búsqueda de la felicidad. Manu Yáñez

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