Teniendo en cuenta el tipo de obra audiovisual a la que nos tiene acostumbrados David Lynch (Mulholland Drive, Twin Peaks, Inland Empire), de carácter surrealista, no narrativo y profundamente sensorial, Una historia verdadera se distingue como un film singular en su filmografía, justamente por su tono “normal”, cotidiano. Sin embargo, no pasarán más de 20 minutos de película antes de reconocer, bajo su apariencia dulce y sencilla, ese léxico lynchiano tan particular, que nos habla de la idiosincrasia norteamericana como ninguno, acompañado por una bellísima música de su habitual compañero Angelo Badalamenti. Alvin Straight (Richard Farnsworth), un venerable anciano de 73 años que vive en Iowa con su hija Rose (Sissy Spacek), lleva más de 10 años peleado con su hermano Lyle (Harry Dean Stanton). Cuando recibe una llamada informándole que Lyle está gravemente enfermo, emprenderá un largo viaje montado en su cortacésped para visitarlo, cruzando todo un estado. Ese recorrido no es más que el propio viaje interior de Alvin, tal como dice él mismo: “Con este duro viaje estoy tragándome mi orgullo, espero que no sea demasiado tarde. Un hermano es un hermano.” Júlia Gaitano

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