El guionista y director Joss Whedon es quien mejor parece conocer el universo Marvel o por lo menos quien mejor ha logrado adaptarlo a los gustos y necesidades de estos tiempos. Tres años después del inmenso éxito de la primera entrega de la saga de los Vengadores, llega La era de Ultrón, una película que tiene el doble mérito de ser más oscura (hay algo de El Padrino en la propuesta) y más divertida a la vez que la anterior –los personajes no paran de disparar hilarantes dardos verbales incluso cuando son atacados por decenas de soldados o robots–.

Por supuesto, en una película como esta que apuesta a la coralidad –para colmo se suman varios nuevos superhéroes– y a la acumulación de conflictos de muy diversa índole surgen de forma casi inevitable sensaciones cercanas al caos y al agotamiento, pero si se analiza cada una de sus piezas por separado, se advierte que todas tienen algo que aportar (desde la acción, el romance o la comedia) al rompecabezas de casi dos horas y media de duración.

Los seis protagonistas de Los vengadores –Iron Man (Robert Downey Jr.), Capitán América (Chris Evans), Thor (Chris Hemsworth), Hulk (Mark Ruffalo), Black Widow (Scarlett Johansson) y Hawkeye (Jeremy Renner)– se reúnen para salvar a la Tierra de la amenaza de un poderoso y temible villano llamado Ultrón (la voz de James Spader) surgido de las propias entrañas de las investigaciones de Tony Stark y Bruce Banner. Luego, en medio de un cambiante juego de alianzas, confabulaciones y traiciones cruzadas que es mejor no adelantar, aparecerán en escena personajes como los de Aaron Taylor-Johnson (Pietro Maximoff / Quicksilver), Elizabeth Olsen (Wanda Maximoff / Scarlet Witch), Paul Bettany (Jarvis / Visión) y Don Cheadle (James Rhodes / Máquina de Guerra).

En este sentido, y teniendo en cuenta el caché casi impagable de varias de las estrellas de la saga (Vengadores: La era de Ultrón costó más de 250 millones de dólares sin contar el lanzamiento), la presentación de estos nuevos superhéroes abre la puerta para una segunda generación de Avengers. Marvel, se sabe, toma elementos de films previos (en este caso, por ejemplo, de las dos entregas de Capitán América) y deja abiertas situaciones que se retomarán en futuras películas del estudio. Aquí no hay puntada sin hilo, no hay decisiones arbitrarias o azarosas. Todo forma parte de un marketing global y proyectado de aquí a muchos años.

Sí, hay un par de secuencias de acción espectaculares y también muchos gags bienvenidos. Sí, hay un cameo gracioso de Stan Lee y una breve escena en medio de los créditos finales. Los fans tendrán todo lo que buscan. Y Whedon le dedica también muchos minutos a la cada vez más intensa relación entre Hulk y Black Widow (Scarlett Johansson filmó la película con un avanzado embarazo y debió ser ayudada por un ejército de dobles para la mayoría de las escenas). En este universo dominado por la adrenalina, los efectos visuales y los personajes enfundados en trajes de última generación también queda espacio para el romance, los conflictos psicológicos y las contradicciones íntimas.