Esta es la segunda parte de la clásica saga del maestro del terror George A. Romero, tras el estreno de La noche de los muertos vivientes en 1968. En esta ocasión, los zombies se han hecho con el control de las grandes ciudades, con lo que los supervivientes deben buscar sitios seguros en los que resguardarse de la amenaza. Romero apuesta, una vez más, por la crítica social como base del film, esta vez enfocada desde la ironía, la parodia y un cierto distanciamiento del horror. La película resulta en una reflexión sobre la sociedad norteamericana, tomando como figura central un importante representante del consumismo masivo: el centro comercial. El gran complejo de tiendas servirá a los tres protagonistas (vivos) de refugio, frente las hordas de muertos vivientes. El film vehicula una cínica visión sobre las formas de consumo modernas -esas chocantes escenas de alienación máxima en las que se dedican a recorrer el centro comercial en pleno éxtasis consumista-, que nos muestra lo cercanos que estamos, 40 años más tarde, de esa forma de entender el mundo. Tal como decía Roger Ebert, Zombi, el amanecer de los muertos vivientes es la película de zombies definitiva. Júlia Gaitano

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