Si Las bicicletas son para el verano (1984) retrataba el estallido de la Guerra Civil y El viaje a ninguna parte (1985), las penurias de un grupo de cómicos en la posguerra, esta película aborda el final de la dictadura, El momento en el que la muerte de Franco libera a un hombre que ha permanecido encerrado en su propia casa (el hogar familiar retratado como prisión sin rejas) para ocultar su condición de militante republicano que interpreta el propio actor. Fernán-Gómez abrocha esta trilogía no oficial firmada a mediados de la década de los ochenta y que tiene como nexo común, además de conformar un fresco histórico, una cierta tendencia a abordar el drama desde la perspectiva de la tragicomedia humana, con ese humor tan propio del autor y forjado, algo que es indudable, en una tradición puramente literaria. Quizá no se encuentra entre sus obras más inspiradas ni incisivas, pero, en cualquier caso, tiene un indudable valor socio-político que va mucho más allá de ser la primera ganadora del Goya a la Mejor Película. FB

Programación completa de Tabakalera