Cineasta tan indispensable como escurridizo, en el sentido de que es difícil acceder a su obra, no hay grandes ediciones retrospectivas, y sus películas y experimentos visuales se convierten así en piezas cotizadas para el cinéfilo afín a las vanguardias. Por eso, cada proyección en pantalla de un trabajo de Benning, que se mueve totalmente al margen de la industria, deviene en auténtico acontecimiento. En este caso, el programa doble, que se pudo ver en el marco de Filmadrid hace unos días, viene puntuado porque se trata de dos películas que se estrenan en España. Ambas tienen como eje común la exploración del paso del tiempo y su particular relación con el sonido. En el caso de Measuring Change, Bennig se desplaza hasta Utah para filmar cómo el agua ha dejado al descubierto la escultura de Smithson (Spiral Jetty) que suele estar agazapada en el fondo del lago salado. Dos planos fijos, dos períodos de tiempo de 30 minutos que apelan a la contemplación por parte del espectador y vinculan la pieza con sus trabajos más representativos. Mientras que en Fresh Air el cineasta empuja a convivir las noticias de un programa de radio sobre planos de sus camisetas, hasta que la (violenta) realidad del día hace que las imágenes aparentemente plácidas se tiñan de la realidad más cruel. FB

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