Miembro del colectivo cinematográfico Lacasinegra, del que forma parte también Elena López Riera, con quienes dirigiera en 2014 Pas à Genève, Gabriel Azorín recibió hace un par de años un singular encargo por parte de la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid), donde él mismo estudió: realizar una película sobre, a propósito o con la excusa del veinte aniversario de la escuela. Un encargo libre, sin ánimo publicitario, que Azorín podía abordar como quisiera, con libertad y sin cortapisas. El resultado, Los mutantes, es un singular trabajo de raíz observacional, que roza por momentos lo fantástico, sobre el propio trabajo cinematográfico, una suerte de reflexión sobre los procesos que conlleva cualquier rodaje, y sobre todo, acerca de la transmisión del conocimiento y el estudio del arte de las imágenes. Rodada con un pequeño equipo digital a lo largo de todo un curso académico, la película opta por una economía formal y narrativa a la hora de retratar el trabajo, intelectual pero también físico, inscrito en el proceso de transmisión, pensamiento, aprendizaje y discusión que supone la base del día a día en cualquier lugar de enseñanza. Gonzalo de Pedro Amatria

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