He aquí una película que resuelve los habituales problemas de grandilocuencia y fastuosidad que suelen afectar al cine histórico. Sustituyendo el academicismo literario por unas interesantes pinceladas de austera modernidad (y eso que la película adapta el libro La ciutat del Born de Albert Garcia Espuche), Born entrecruza las vivencias cotidianas de tres habitantes de la Barcelona de principios del siglo XVIII. Mientras la Historia se dirime en luchas monárquicas, puertas adentro impera la pobreza del pueblo y la avaricia de los comerciantes. Un mosaico de historias mínimas y de reveladores detalles –el brillo de una vela; la gestualidad sensual y fingida de una joven empujada a la prostitución–, Born no termina de encontrar un rumbo definitivo para sus valientes postulados. A ratos la película parece un ejercicio de ensayo y error –eso sí, guiado por los pasos de Hou Hsiao-hsien o Eric Rohmer–, y en sus imágenes terminamos encontrando huellas de una sensibilidad pictórica y un convincente compromiso con el realismo. MY

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