Angélica Liddell es una de las figuras esenciales del teatro: Premio Nacional de literatura dramática, León de Plata en la Bienal de Teatro de Venecia y una de las voces-cuerpos-presencias más impactantes y arrolladoras del panorama internacional de las artes escénicas. Esta película es sobre su trabajo, pero en realidad, no solo eso: “No es una película de cómo una artista ensaya su obra sino de cómo ensaya su vida. Sola ante un espejo”, explica el director Fernández-Valdés. Como dijo en estas mismas páginas el crítico Endika Rey: “Construida sobre la fervorosa comunión teatral/cinematográfica entre Liddell y Fernández-Valdés, Angélica [una tragedia] se divide en dos a partir de una imagen que funciona como resumen de la propuesta (no en vano es también el motivo que ilustra el cartel de la cinta, ese otro paratexto). Angélica está tirada en el suelo frente a un espejo y en el mismo atisbamos por única vez al director detrás de la cámara. Los espejos que inundan todo el teatro se convierten en uno de los principales dispositivos del film, pero entonces la voz en off nos explicita su sentido: Angélica adoptó el apellido de Liddell por la mujer que inspiró la Alicia de Lewis Carroll, del mismo modo que uno de los protagonistas de la obra es un joven imberbe que remite a Peter Pan”. Gonzalo de Pedro Amatria

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