A través de una emocionante y estilizada persecución en primer plano –en la que un vigilante privado permite huir a una joven ladrona–, la primera secuencia de Corazón puro planta los cimientos sentimentales e ideológicos de este film del italiano Roberto De Paolis: una mezcla de desesperación y compasión que, en clave cinéfilo-italiana, remite al imaginario del primer Pier Paolo Pasolini. Y es que la pareja de protagonistas de este drama romántico bien podrían ser los herederos redimibles de aquellos ragazzi di vita que poblaban Accattone: criaturas marginales que devienen chivos expiatorios de un mundo dominado por la corrupción moral, el desconcierto espiritual, el racismo y la miseria material. Agnese (una chica de 18 años dispuesta a llegar virgen al matrimonio) y Stefano (un vigilante de aparcamiento que roza la treintena) lo tienen todo en contra para erigirse en una pareja ejemplar, sin embargo, el incandescente deseo que irá surgiendo entre ambos resultará el mejor antídoto contra un universo dominado por la represión ejercida por los adultos y la ausencia de horizontes vitales para los jóvenes. He aquí una consistente ópera prima que encuentra su lugar y sentido en la translúcida frontera entre la peripecia romántica y la siniestra fábula social. Manu Yáñez

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