Los de D. A. Pennebaker son, sin duda, los ojos de la música. A través de sus imágenes hemos conseguido retratos de generaciones distintas y de géneros totalmente opuestos. De Jimmy Hendrix a Depeche Mode, haciendo paradas en Alice Cooper o David Bowie. Pero su colaboraciones más recordadas son las que llevó a cabo con Bob Dylan y, en especial, este Don’t Look Back. Lo que podía ser el protocolario retrato de una gira –la que el genio de Duluth llevó a cabo por Inglaterra en 1967– se convierte gracias a la pasión de Pennebaker por la música en un testimonio de una época dentro de las muchas por las que ha atravesado Dylan y también de un estado de animo grupal, en el que participan también Joan Baez, Donovan o Marianne Faithfull. Sobre todas las cosas, el documental permite adentrarse en la intimidad del creador, comprobar sus arrebatos de orgullo (cómo no podía ser de otra manera) y también de genialidad, mientras Pennebaker parece volverse invisible tras su cámara. No intentar dejar claras sus huellas ha sido siempre uno de los secretos de su amplia y reivindicable filmografía. Fernando Bernal

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