La cinta blanca le valió a Michael Haneke su muy anhelada (primera) Palma de Oro del Festival de Cannes en el año 2009. El filme, un prodigio de sobriedad y precisión en la puesta en escena, y de preciosismo en la fotografía (en contrastado blanco y negro), se sitúa en la Alemania rural de 1913 y 1914, en vísperas de la Primera Guerra Mundial. La tranquilidad de un pequeño poblado será resquebrajada por unos violentos sucesos que pondrán al descubierto las tensiones de una sociedad marcada por la disciplina religiosa y el estricto orden jerárquico. Una estructura trastocada por el ascenso de la pequeña burguesía en detrimento de una aristocracia decadente. El lúcido análisis de Haneke terminará centrado en los mecanismos de transmisión hereditaria. ¿Cómo asimilarán los niños del pueblo el desconcierto de los padres? La eclosión futura del nazismo se erige como una respuesta evidente.

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