Con tan sólo cuatro películas, Amat Escalante se ha convertido en una de las voces cinematográficas más laureadas de Centroamérica. El pasado año, a su premio a mejor director en Cannes por Heli, se le sumó otro galardón en la misma categoría en Venecia por La región salvaje. Si bien Heli sí se antojaba una consecuencia directa de sus otras dos películas previas (Sangre y Los Bastardos), en La región salvaje encontramos a un Escalante casi desconocido: a medio camino entre la denuncia social (no exenta de humor) y la ciencia ficción (con alto componente sexual), la última película del cineasta es también su mejor obra. De algún modo La región salvaje es un remake encubierto de Posesión de Andrzej Zulawski, sólo que uno donde cambian todos los aledaños: situada en un México prejuicioso y cercana al relato costumbrista, la película es, tal y como asegurara Fran Gayo, una reescritura del universo de HP Lovecraft reduciéndolo a la esencia, a lo innombrable: “Es el film que sacaría los colores a Lovecraft, el que él hubiese deseado haber escrito, pero le habría dado mucha vergüenza por el qué dirán”. Endika Rey

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