The White Stripes, Björk, Radiohead o The Chemical Brothers son algunos de los grupos que figuran en la impresionante filmografía como director de vídeoclips de Michel Gondry. El director francés, como algunos brillantes directores musicales de su generación, no se resistió a probar suerte en la ficción cinematográfica. Uno de sus primeros films, Human Nature –un inquietante análisis de los ‘salvaje’ de la condición humana– le consagró como un narrador de esos a los que se atribuye (en este caso con razón) el tópico de tener un universo propio. El éxito mundial de ¡Olvídate de mí! le consagró como director, a la vez que la abría la puerta al cine de los grandes estudios. En lugar de explotar la fórmula del rompecabezas narrativo romántico que le dio tan buenos resultados, Gondry apostó por una comedia pura, protagonizada por Jack Black, y que es uno de los homenajes más hermosos (y extraños) que se han hecho nunca al mundo del cine. Gondry desarrolló el concepto de ‘suecar’ películas, es decir, volver a rodar grandes clásicos del cine con elementos puramente amateurs y consiguió una serie de gags delirantes que más que parodias suponen, cada una de ellas, un auténtico y emocionante guiño cinéfilo. Fernando Bernal

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