Pantalla casi cuadrada con bordes redondeados. Cámara prácticamente siempre fija. Imágenes en 35 milímetros. Biopic. Película de época (transcurre en 1937). La nueva apuesta de Radu Jude no se parece en nada al nuevo cine rumano, aunque tiene una solidez formal, una fluidez, una inteligencia y una solvencia actoral que sí remite a ese país generador de pequeñas maravillas. Tras The Happiest Girl in the World (2009) y Aferim! (2015), Jude se inspiró muy libremente para Scarred Hearts en la corta existencia de Max Blecher, un autor judío-rumano cuyos breves textos aparecen intercalados en pantalla durante los (extensos pero no arduos) 141 minutos del relato. Al veinteañero Emanuel (Lucian Teodor Rus) le diagnostican tuberculosis en el inicio del film y es enviado al sanatorio Carmen Sylva, a orillas del Mar Negro. Pese a que pasará toda la película postrado en su camilla y encerrado entre cuatro paredes, el protagonista jamás perderá el buen humor y la inteligencia en tiempos de creciente antisemitismo. Y hasta se las ingeniará para seducir a una bella paciente que tiene una pierna inmovilizada. En ese sentido, las tragicómicas escenas de sexo entre ambos son fabulosas. Para una película de esta duración, con los protagonistas y la cámara casi inmóviles, Jude hace maravillas con la puesta en escena, dotando a la narración de una extraña vitalidad, de una ligereza y una elegancia sin ostentaciones, apelando cuando hace falta a la emoción, pero con un humor negro que se agradece. Diego Batlle
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Scarred Hearts (Radu Jude, 2016)
Estreno el 16 de December del 2017
Publicado el 16/12/2017 - 10:30:26