The Meyerowitz Stories juega en la liga de las grandes crónicas familiares que, como Hannah y sus hermanas de Woody Allen o Los Tenenbaums. Una familia de genios de Wes Anderson, transitan con paso firme por la frontera entre la ternura más pudorosa y la genuina desesperación. En esta pequeña odisea familiar protagonizada por un padre (Dustin Hoffman), tres hermanos traumatizados (Ben Stiller, Adam Sandler y Elizabeth Marvel), una madrastra (Emma Thompson) y la hija del personaje de Sandler (Grace Van Patten), Baumbach se alinea, espiritual y empáticamente, más cerca que nunca de sus personajes. Pese al desencanto general, todos gozan de momentos de brillo o reconocimiento, y todos acaban ganándose nuestra simpatía por sus actos, sus convicciones o simplemente por su encanto cómico. De estructura novelística y ritmos puramente cinematográficos –sostenidos por unos gags ultrasónicos, propios de la screwball comedy–, The Meyerowitz Stories se erige en una emocionante y discreta arca de alegrías y aflicciones: el orgullo de un padre que ha conducido a su hija hasta la madurez, las dudas de un hombre que sopesa comerciar con el patrimonio familiar (como en Los descendientes de Alexander Payne), la sed de reconocimiento que impera en el mundo del arte, la perenne tensión entre el arraigo familiar y el deseo de liberación… Todo ello condensado en unos diálogos tan vertiginosos como atiborrados de suposiciones, discretas pinceladas culturales (un judaísmo nada pintoresco), guiños cinéfilos y momentos de gran calidez en el corazón de la pesadumbre. Manu Yáñez

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