John Berger murió en París en febrero de este mismo año, así que este documental que lleva la firma de Colin McCabe sirve a modo de testamento y de legado del intelectual británico. Berger, y sus modos de ver; Berger y la divulgación; Berger y la crítica; Berger y el compromiso político… estas son algunas de las facetas que aborda (como sugiere el título) durante cuatro estaciones, cuatro pequeños trabajos en los que el propio protagonista participó como ideólogo y creador. Este retrato cinematográfico del pensador y artista se acerca tanto a su vida como a su obra. Y lo hace desde la intimidad y la libertad de un hombre que decidió abandonar la ciudad en los setenta para instalarse en Quincy, un pequeño pueblo de los Alpes, y defender la agricultura de subsistencia como modo de vida. No se trata de una hagiografía al uso; aquí hay un deseo de entender al pensador y encontrar en su sombra el peso del ser humano. A ello contribuye la presencia de su amiga Tilda Swinton, una de las impulsoras del film y que también aparece en pantalla. Cinco años de trabajo juntos (con la complicidad del director) dan como resultado esta interesante reflexión sobre la mirada: el campo de trabajo del propio Berger. Fernando Bernal

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