En Bella durmiente, Ado Arrieta propone un curioso juego y fabula con la traslación del cuento de la Bella Durmiente a nuestro siglo. Así, plantea el salto entre dos épocas, entre 1900, cuando la princesa, y con ella todo el reino de Kentz, cae dormida tras un hechizo; y el 2000, cuando un joven príncipe al que sólo le interesa tocar la batería se empeña en besar a la joven y terminar así con el encantamiento. En palabras de Violeta Kovacsics, «Bella durmiente trata de la magia en estos tiempos tan distintos que son el principio del siglo XX y el del XXI. “Estáis acostumbrados a la magia”, dice el hada a aquellos que despiertan de la inesperada siesta un siglo más tarde, “os acostumbraréis enseguida a la tecnología”. Arrieta filma la corte adormilada con actores que permanecen quietos; en cambio, en algunos momentos, vuelan brillantes mariposas digitales. He aquí los trucajes, la magia del cine, en sus dos facetas, propias de tiempos, de siglos, distintos.» Endika Rey

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