Completamente desconocida en España, la cineasta alemana Angela Schalenec dirigió el año pasado una de las películas más fascinantes y misteriosas (casi en su sentido místico) del año. Estrenada en el festival de Locarno, y que ha tardado casi un año en llegar a nuestro país, The Dreamed Path se estructura como dos relatos de desamor separados por treinta años. El primero de los relatos transcurre en Grecia, en 1984, Allí, Keneth y Theres viven un verano feliz de juventud, luz y canciones que interpretan para los turistas. Hasta que un día Keneth tiene que partir por un asunto familiar urgente y a la vuelta las cosas habrán cambiado para siempre. La segunda, treinta años más tarde, transcurre en Berlín, en 2014, donde Ariane atraviesa una crisis matrimonial que desemboca en una separación. Es cuando las dos historias volverán a cruzarse y donde el relato cobrará todo su sentido. Como escribió Roger Koza a propósito de la retrospectiva que el Festival Ficunam (México) dedicó este año a la cineasta: “El misterio en cuestión reside estrictamente en la superficie de las cosas y en la propia contingencia de los hombres y mujeres; estos apenas alcanza a intuir qué es lo que quieren, y casi les resulta indescifrable saber lo que otros quieren”. GdPA

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