Dentro del ciclo dedicado a explorar las relaciones entre cine y jazz (dos artes basadas en el tiempo, y en cierta forma, también en la improvisación), Tabakalera programa Ascensor para el cadalso, una película tradicionalmente encuadrada en el género negro, pero que sirvió de base e inspiración para la posterior Nouvelle vague que revolucionará el cine unos años más tarde. La película, su primer largometraje de ficción tras el documental Le monde du silence, filmado con el buceador y explorador submarino Jacques Costeau, por el cual recibió la Palma de Oro en el Festival de Cannes, supuso una revolución al menos en la relación entre las imágenes y el sonido, porque Miles Davies y sus músicos, encargados de componer la banda sonora, la improvisaron y grabaron en una única jornada de ocho horas de trabajo. Boris Vian, presente en aquella sesión, la relató así: “Los músicos, totalmente relajados, veían pasar en la pantalla las principales escenas de la película, y situados así en el ambiente, se lanzaban a improvisar a medida que transcurría la proyección (…) En un momento determinado, un trozo de fragmento de piel se despegó de su labio para ir a colocarse en la boquilla. De Igual manera que los pintores deben a veces al azar la calidad plástica de sus tonos, Miles aceptó con agrado este nuevo elemento » inaudito» en el sentido literal de la palabra, jamás escuchado. No hay duda de que el oyente, incluso privado de las imágenes, será sensible al clima hechizante y trágico creado por el gran músico negro, sostenido admirablemente por sus compañeros de equipo”. GdPA

Programación completa de Tabakalera.