Hay veces en que un título es toda una declaración de intenciones y Belle Époque no transcurre en la Belle Époque. Fernando Trueba adopta el término —generalmente empleado para designar el periodo europeo anterior a la Primera Guerra Mundial— para bautizar una película que transcurre en los días previos y posteriores a la proclamación de la Segunda República. La escritura indica, pues, que Trueba mira con nostalgia ese momento de la historia de España en el que todo todavía parecía posible. Belle Époque es ante todo eso: la recreación de un tiempo no vivido a través de una ilusión que, al menos en cine, no llega a desvanecerse. Escrita a seis manos junto a Rafael Azcona y José Luis García Sánchez, la película fue la segunda ganadora española del Oscar a mejor película extranjera y triunfó en una edición de los Goya que le dio a Chus Lampreave su primer y único galardón a la mejor actriz secundaria. La Filmoteca de Catalunya rinde homenaje a la actriz madrileña con la proyección del filme, tal vez menos redondo de lo que se dijo en el momento de su estreno pero mucho más estimable de lo que podría parecer en un primer recuerdo. Trueba se divierte evocando a Renoir y aunque el resultado quede lejos del francés, las reglas del juego son de lo más recreativas. ER

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