Tras un buen recorrido por festivales de todo el mundo, como el suizo Visions du Réel, o el mexicano Ambulante, llega a Madrid la película La selva inflada, que ya pudo verse en Seminci, donde se alzó con una mención especial del jurado, y que retrata una de esas tragedias contemporáneas que permanecen invisibles, consecuencias mudas de la globalización y el capitalismo globalizado. Porque cuando se decía aquello de “el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo” en realidad deberíamos decir “el consumo desaforado provoca muertes en lugares que nunca visitaremos”. Y así, la película retrata la ola de suicidios entre los jóvenes indígenas de sus comunidades ancestrales: porque al verde espeso de esta selva también llegó el capital, la ciudad y sus hombres de piel clara. Son culturas diferentes en la fricción frenética de nuestra época, es una generación de jóvenes nacidos de este encuentro que se están ahorcando ante los espejismos de un mundo extranjero. GdPA

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