Qué verde era mi valle cuenta la historia de una familia de mineros galeses durante el siglo XIX. En un pueblo minero de Gales viven los Morgan, una familia orgullosa de ser todos mineros y de respetar las tradiciones y la unidad familiar. Pero la bajada de los salarios por su trabajo en la mina enfrentará al padre Morgan con sus hijos, que ven en la unión sindical de todos los trabajadores la única manera de hacer frente a los patrones. Esa épica aplicada a la vida corriente de unos trabajadores se impuso en la gala de los Oscar de aquel año a otra película que ha pasado a ser mítica en la historia del cine, Ciudadano Kane, de Orson Welles, y desde entonces carga con el “lastre” de haberse impuesto sobre una de las grandes películas de la historia. Sería importante volver a ver en detalle la película de Ford para entender por qué David Bordwell mantiene, como en este artículo, que aquel premio fue un acto de justicia. Lean y vean. GdPA

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