Sufría de Alzheimer y unas complicaciones adicionales terminaron con su vida, pero quedan sus actuaciones para considerarlo uno de los grandes del humor de todos los tiempos. A los 83 años ha muerto en Stamford, Connecticut, Jerome Silberman, más conocido como Gene Wilder, hijo de inmigrantes judíos rusos.

Wilder comenzó con pequeños papeles en Broadway y en la televisión a principios de la década de 1960 y rápidamente fue ganando terreno en la industria. En el cine se consagró con el papel de Leo Bloom en Los productores, de Mel Brooks, que además le valió su primera nominacion al Oscar como mejor actor secundario.

Ya en los ’70 tuvo varios trabajos destacados, por ejemplo el Willy Wonka de Un mundo de fantasía, de Mel Stuart; un rol secundario en Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar, de otro cómico “neurótico” como Woody Allen; Sillas de montar calientes y como el Dr Frankenstein en El jovencito Frankenstein, estas dos últimas otra vez bajo las órdenes de su gran amigo Mel Brooks (ambos compartieron otra nominación al Oscar por el guión).

Arthur Hiller -quien falleció hace pocos días- lo dirigió en El expreso de Chicago (1976); y Sidney Poitier, en Locos de remate (1980). Wilder, además de actuar en ellos, también realizó varios films como The Adventure of Sherlock Holmes’ Smarter Brother (1975), El mejor amante del mundo (1977), la exitosa La mujer de rojo (1984) y Terrorífica luna de miel (1986).

En los últimos 15 años ya trabajó poco, pero ganó un Emmy por su participación especial en la serie Will & Grace. Richard Pryor fue otro de sus grandes compañeros de rutas cómicas en una carrera llena de hallazgos. Y alegrías.