Continúa el ciclo de anti-comedia, post-humor, contra-risa, o cómo lo queramos llamar, con el que La Casa Encendida está explorando esas zonas de lo cómico que no son necesariamente divertidas, ni buscan obligatoriamente la carcajada. Un humor desencajado, desordenado y más incómodo que placentero. El punto de partida de esta nueva entrega es sencillo “No importa cuánto discurso pomposo tengamos para ofrecerle al mundo, no dejamos de ser primates”. En una casa llena de electro- domésticos y accesorios reconocibles con un jardín trasero a modo de jungla particular, no hay conflicto moral a la hora de sacarse toda la ropa, de comerse a los amigos o de encamarse a quien venga en gana. Steve Oram, colaborador de Ben Whatley en Turistas, invita lúdicamente a destruir la barrera entre el hombre y el animal porque, a fin de cuentas, todo humano es un tumulto de instintos primarios contenidos. GdPA

Programación completa de La Casa Encendida.