David San Juan Bayón

La alcaldesa del distrito VII de París, Jeanne d’Hauteserre, anunciaba este lunes 31 de julio que Jeanne Moreau había sido encontrada sin vida en su domicilio de la capital francesa. En la misma ciudad nació el 23 de enero de 1928, hija de una bailarina británica y un restaurador francés. En el año 1947 hace su debut en el teatro en el festival de Avignon, siendo la actriz más joven –y una de las principales– de la prestigiosa compañía de la Comédie Française. Combina el teatro con pequeños papeles en cine, hasta que da el salto a roles protagonistas en Ascensor para el cadalso (1958) y Los amantes (1959) de Louis Malle, con el que volvería a encontrarse en Fuego fatuo (1963) y ¡Viva María! (1965).

Pero quizá su personaje más recordado sea la Catherine que cautivaba a Jules y Jim en la película dirigida por Truffaut (1962). Ella misma ironizaba sobre el tema: “Cuando me vaya, escribirán ‘La amante de Jules y Jim’ en mi tumba”. Este papel supone su consagración definitiva y la lanza al estrellato internacional. Desde entonces, colaboró con multitud de grandes autores como Michelangelo Antonioni (La noche y Más allá de las nubes), Luis Buñuel (Diario de una camarera), John Frankenheimer (El tren), Elia Kazan (El último magnate), Rainer W. Fassbinder (Querelle), Wim Wenders (Hasta el fin del mundo), François Ozon (El tiempo que queda) o Manoel de Oliveira (Gebo y la sombra).

Entre otros muchos premios, Moreau fue galardonada con el de mejor actriz en los festivales de Berlín y Cannes por Los amantes y Moderato Cantabile (1960), respectivamente. Su larga trayectoria la llevaría a presidir el certamen francés en las ediciones de 1975 y 1995. En el año 2001 es la primera mujer designada miembro de la Academia de Bellas Artes de París. Además de su faceta de actriz de cine y de teatro, Moreau también destacó como cantante, guionista y directora, con un destacado debut cinematográfico titulado Lumière (1976), una bella obra sobre la amistad. Repetiría tras las cámaras con La adolescente (1979), que versaba sobre los albores del despertar sexual en medio de tambores de guerra, y Lillian Gish (1983), un documental sobre la estrella estadounidense del cine mudo. Orson Welles, que trabajó con Moreau hasta en tres ocasiones, la definió como la mejor actriz del mundo. Hoy ese mundo la recuerda y la llora.