La primera película estadounidense de Nacho Vigalondo es también, probablemente, su mejor película. Una donde el realizador continúa jugando con los géneros y con las expectativas del espectador del mismo modo que en sus tres películas previas, pero también una donde el resultado final no acaba descompensado por una de las partes. Colossal comienza como una comedia romántica en la que su protagonista, una espléndida Anne Hathaway, ha de volver a su pueblo natal y se reencuentra con la vida y las personas que fue dejando por el camino. La sorpresa llega cuando la cinta muta en una película de monstruos al más puro estilo Kaiju… pero incluso entonces la cinta no se deja arrastrar por la fuerza de la idea y muta hacia otra cosa. El tercer acto de Colossal es, en ese sentido, una vuelta de tuerca a los dos géneros precedentes: una película que aprovecha perfectamente la destrucción para situarse en un imposible equilibrio entre el drama y la comedia. La película será hoy presentada por su director en el cine Phenomena. Endika Rey

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