Título absolutamente esencial, y mítico, en la revolución cinematográfica que supuso para la modernidad la aparición de Robert Bresson. Revolución en muchos órdenes: en el de la dirección de actores, por la sequedad y el rigor cuasi estático que Bresson imponía a sus intérpretes; en el de la narrativa, porque la película renuncia al suspense, al misterio, a la narración con sorpresas (el propio título desvela el final de la película) para trabajar sobre la puesta en escena y una narración que muestra más que desvela; en el de la puesta en escena y la escritura, despojada de todo ornamento o espectacularidad; y también en el del sonido: una de las revoluciones, paradójicamente, más silenciosas de todo el trabajo de Bresson, a la que el mismísimo David Bordwell dedicó un extenso y fascinante análisis en su libro mítico Film Art: An introduction, en el que demuestra la inteligencia y la riqueza de Bresson a la hora de plantear el sonido como algo mucho más que un mero acompañamiento, convirtiéndose en auténtico protagonista de la pelicula, muy por encima de las propias imagenes. Gonzalo dde Pedro Amatria

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