Alberto Richart (Festival Americana, Barcelona)

El Americana, Festival de Cine Norteamericano de Barcelona, continúa su ruta durante estos primeros días de marzo, pasando por localizaciones como San Francisco, Nueva York o México D.F. El tramo central del festival ha albergado varias historias de personajes recién llegados a nuevos destinos, áreas metropolitanas que les ponen directamente a prueba.

La novela gráfica Shortcomings de Adrian Tomine relataba, con una fórmula cercana a la puesta en escena cinematográfica, la caída en el desamor del treintañero Ben, el gerente de un pequeño cine de Berkeley, cuando su novia Miko le proponía darse un descanso en su relación. No es de extrañar que su adaptación homónima al cine, a cargo del director Randall Park, pero escrita y producida por el mismo Tomine, reproduzca los aires indies de la obra original. Presentada en la sección Next del Americana, la película se inscribe en el imaginario prototípico del indie estadounidense, actualizado a comienzos del milenio por directores como Todd Solondz o Noah Baumbach. Las referencias humorísticas postmodernas, el protagonismo de una minoría étnica, el desencanto romántico cotidiano, la alineación con un mumblecore comercial y la ambientación en los locales más hipsters de San Francisco y Nueva York hacen de Shortcomings una de esas películas que han ido definiendo la identidad del festival Americana que ahora la acoge.

El aprendizaje de Ben (Justin H. Min) pasa por dejar atrás determinados prejuicios sobre un posible fetichismo racial. El suyo es un personaje decididamente testarudo, inseguro y, en definitiva, imperfecto, que Randal imbuye de un aura empática que canaliza una sintomatología social contemporánea. Su entorno, plasmado en una amiga lesbiana, una pixie girl artista y unos mediocres compañeros de trabajo, tira hacia delante en una precaria supervivencia, pero sitúa en primer plano el debate acerca de las incoherencias del universo urbanita. Así, de las obsesiones del protagonista emanan dinámicas de poder retrógradas. Que su novia le haya pedido un tiempo por su evidente tendencia a fijarse en un prototipo de chicas diferentes a ella implanta en el joven la germinal idea de que existen trasfondos en las relaciones cotidianas ¿Es real su fetichismo hacia lo interracial, en pleno siglo XXI y en una urbe progresista? ¿O ocurre quizá que vivimos en unos tiempos de obsesiva corrección política? En cualquier caso, la película de Randall supone un ligero y divertido retrato de las complicadas relaciones en una convivencia globalizada.

Los prejuicios también marcan la existencia de algunos personajes secundarios de Third Week, participante de la sección Tops. La película del catalán Jordi Torrent, rodada en Nueva York, tuvo su premiere mundial en el Americana. El film sigue a un joven afroamericano en libertad provisional durante sus primeros días de trabajo técnico en una metalúrgica. Como si se tratara del inicio de Seis días corrientes de Neus Ballús, el recién llegado no recibe la más cálida de las bienvenidas por parte de sus compañeros. Alvin (Aaron Poon) se esfuerza por ser un buen empleado y por cuidar de su abuela con tal de no volver a caer en las mismas turbias amistades que en el pasado le llevaron a la trena. Bajo este prisma narrativo, Torrent crea una obra socarrona, que busca situarse en la frontera entre la ficción y el documental, a la manera de Ballús. Sin embargo, la película cae en una cierta gravedad en su aproximación a la vida en los márgenes, al tiempo que el distanciamiento de la propuesta enfría su retrato humano –en este sentido, cabe recordar que Torrent participó en la producción de The Golden Boat, la película neoyorquina de Raúl Ruiz en la que aparecía Jim Jarmusch–. En este caso, el viaje de regreso a casa del protagonista no supondría tanto la manifestación de una transformación, sino más bien el resultado de una odisea estática.

Más fulgurante es Todos los incendios del mexicano Mauricio Calderón Rico, que participa en la sección Next. Tras su paso por el Festival de Locarno, este coming of age de periferia (un género muy representativo del Americana) relata el episodio de descubrimiento sexual de Bruno (Sebastián Rojano), un chico con tendencias pirómanas en la era de Internet. El joven pasa las horas grabando en vídeo cómo quema objetos pequeños, por el simple placer de verlos arder. Imágenes que posteriormente comparte con sus seguidores online, entre los que destaca la joven Daniela (Natalia Quiroz), una desconocida que, desde el otro lado de la pantalla, comparte la atracción por las llamas. Bruno es, en realidad, un muchacho solitario que no soporta la idea de que otro hombre suplante la figura de su padre fallecido, y solo mantiene una buena relación con su amigo Ian (Ari López), que sigue fielmente cada una de sus aventuras incendiarias. En el fondo, el protagonista no hace más que buscar su sitio en el mundo, junto a su madre, su amigo y la chica a la que acabará persiguiendo en una rebelde fuga hacia lo desconocido. Calderón Rico retrata con humildad el ocioso día a día de unos jóvenes en transición, en plena exploración de lo queer y las relaciones interpersonales. Con su corta edad, Rojano interpreta a un chaval tan sumamente perdido que llega a resultar gracioso por momentos, en un desplazamiento físico y emocional que le desancla de sus férreas creencias.

La fotografía de Miguel Escudero explora una adolescencia eminentemente nocturna. Una noche iluminada con el roce de las cerillas contra su caja, que producen la única fuente de luz en numerosos instantes. La imagen entremezcla estas bellas hogueras en alta definición con el seguimiento constante del chico en sus pericias virtuales, grabadas en videocámara doméstica. Los pequeños y grandes incendios, de una obvia pero efectiva poesía, cautivan las retinas en secuencias de verdadera magia, como cuando el joven Bruno le ofrece fuego al padre de Daniela, o cuando el muchacho le regala a su amiga una agrupación de cerillas con forma de corazón. Se trata, claro, de un corazón destinado a arder gracias a la chispa de una generación rabiosa, que no se detiene ante nada.