Carlota Moseguí (Muestra de Cine de Lanzarote)
La séptima edición de la Muestra de Cine de Lanzarote organizó una proyección especial donde se exhibieron siete cortometrajes rodados en las Islas Canarias. Las obras agrupadas en un programa titulado “Canarias: Cruce de caminos” no presentaban ningún parentesco temático-formal, más allá de la coincidencia geográfica. La única pieza que se deslindó del resto por su calidad de encargo fue Carta a Herzog de Xurxo Chirro. La Muestra eligió al cineasta gallego, actualmente afincado en el archipiélago, para llevar a cabo la misión de traer a Werner Herzog de vuelta a la isla. En 1970 el cineasta alemán eligió el árido paisaje de Lanzarote para rodar el que sería su segundo y estrambótico largometraje, Los enanos también fueron pequeños. Cuarenta y siete años después, Chirro ha elaborado una suerte de ensayo poético en el que invita a Herzog a regresar pese a que las mutaciones (especialmente turísticas) que ha experimentado la isla en las últimas décadas le impidan reconocerla. Como susurra la voz en off de Chirro en su último cortometraje: “El tiempo es un arquitecto incansable”.
Carta a Herzog empieza con un mágico travelling circular de la casa donde vivían los protagonistas de la ficción, y finaliza con una bella confesión sobre el amor de los lanzaroteños por el cine, y, sobre todo, por Herzog: “Nosotros también queremos conquistar lo inútil. Nosotros también amamos el cine”. Tras ver el cortometraje de Chirro, Werner Herzog escribió personalmente a los organizadores de la Muestra alegando que, a pesar de su hermoso gesto, se veía obligado a declinar la invitación porque nunca se perdonaría ser testigo de la desaparición de ese paisaje irrepetible que aún guarda en la memoria. En su lugar viajó su antiguo colaborador Thomas Mauch, director de fotografía de las memorables Los enanos también fueron pequeños, Aguirre: la cólera de Dios, Stroszeck y Fitzcarraldo, que protagonizó una excitante visita guiada por los lugares de Lanzarote donde filmó con Herzog.
De vuelta a la sesión de cortometrajes, cabe destacar la nueva pieza codirigida por el tinerfeño Samuel M. Delgado y la gallega Helena Girón. Tras su estreno en el Festival de Locarno, Plus Ultra se exhibió el pasado domingo en el Teatro Municipal del pueblo de San Bartolomé. Esta ficción histórica –que prologa la futura ópera prima de Delgado y Girón, por ahora titulada Eles transportan a morte, y cuya fecha de estreno no está prevista hasta 2019– se sitúa en el Macizo de Anaga de la isla de Tenerife, poco antes del gran descubrimiento de América. En esta ocasión, los autores de Montañas ardientes que vomitan fuego proponen un viaje alucinógeno creado mediante la manipulación del proceso de revelado de película de Super16mm y 16mm caducada. Este espejismo de trece minutos denuncia la violencia de nuestro pasado imperialista a través de una fábula sobre los aborígenes de la isla que resistieron a la colonización de los castellanos. Delgado y Girón condenan el lema que todavía forma parte del escudo y la bandera de España con el que el Estado promovía la conquista de nuevas tierras. Un emblema que nace de una reacción antagónica al célebre dicho de la mitología grecolatina “Non Terrae Plus Ultra” (no existe tierra más allá).
El becerro pintado de David Pantaleón fue otro de los cortos exhibidos en el pase especial de la Muestra de Cine de Lanzarote. Se trata de la pieza central de su tríptico “Arque(tri)logía”, también compuesto por La cápsula y Arqueología. Este episodio producido por el Museo Arqueológico de la Cueva Pintada de Gáldar es una recreación pagana del mito bíblico del becerro de oro, interpretado en clave anticapitalista. Desde el inicio de la obra, a través de unos intertítulos, el cineasta grancanario se posiciona a nivel ideológico: “Los que rinden culto al Becerro de Oro basan su vida en el materialismo, pretenden obtener bienes y riquezas en su adoración. La mentira y el saqueo se transforma en una práctica común”. El cortometraje está protagonizado por un becerro común al que pintarán con un spray de purpurina dorada para asemejarse al ídolo. El film muestra el proceso de pintado del animal, seguido de un paseo por el pueblo y la entrada final a la iglesia. Esta secuencia narrativa donde se detectan los habituales guiños cómicos de Pantaleón se intercala con un plano de un grupo de ancianos celebrando la llegada del ídolo con cánticos ancestrales.
Por último, el cortometraje ganador de la última edición del Alcances Festival de Cine Documental también fue proyectado en la sesión “Canarias: Cruce de caminos”. Sub Terrae de la palmense Nayra Sanz es una reflexión provocadora sobre las nociones cristianas de Paraíso e Infierno. Tan sólo con la filmación de dos espacios –un cementerio que no invita al reposo eterno y un vertedero gigantesco– la autora invierte el imaginario religioso que atribuimos inconscientemente a esos lugares. Actualmente Sub Terrae está disponible en Filmin a través del canal del festival L’Alternativa.