Hay un instante en El demonio de las armas en que el protagonista asegura que “We go together, Laurie. I don’t know why. Maybe like guns and ammunition go together”. La película, dirigida por Joseph H. Lewis, ha quedado como un clásico del film noir de serie B —y como una obra determinante para entender otras más propias del nuevo Hollywood como Bonnie & Clyde— pero no estamos simplemente ante un ejemplo curioso de la obsesión por las armas en la sociedad estadounidense. El demonio de las armas (Gun crazy en el título original) es uno de esos ejemplos perfectos sobre cómo el presupuesto no es impedimento para realizar una película de género donde lo que más brille sea la puesta en escena. La dirección de Lewis aprovecha sustancialmente todos sus recursos y secuencias como la del robo desde la parte trasera de un automóvil o la presentación de los dos personajes principales son tan ocurrentes como consecuentes. Efectivamente los dos protagonistas van juntos como un arma y su munición, pero también como el sexo y la violencia. ER

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