Dentro del volcán merece ocupar un lugar prominente entre las piezas documentales de Werner Herzog, que para quien esto escribe siempre han destilado mayor hipnotismo que sus ficciones. De hecho, aquello de hipnótico que ostentan sus ficciones generalmente procede de sus registros documentales: el barco en la selva de Fitzcarraldo; el rostro enajenado de Aguirre; la presencia del maltratado Bruno S. en Stroszek. En todo caso, documental y ficción son a veces imposibles de discernir en aquello que nos cuenta Herzog. Dentro del volcán presenta un itineriario por los volcanes del mundo –Tailandia, Etiopía, Islandia…– en busca de personajes herzogianos, un vije en compañía del vulcanólogo Clive Oppenheimer, de la Universidad de Cambridge, en el que lo interesante no son tanto las evidencias científicas, sino el modo en que los volcanes “están conectados a un sistema de creencias”. La forma en que el documental abisma nuestra mirada al magma incandescente –filma uno de los tres volcanes del mundo cuya lava en ebullición permanente se puede ver asomando la cabeza desde la cima– no está libre del espectáculo, pero el verdadero espectáculo de la película lo otorgan los inconcebibles y geniales personajes que retrata. Como dice un paleontólogo en el filme: “El ser humano es una especie muy interesante”.