En su desigual viaje paródico por los géneros cinematográficos –de la westerniana Sillas de montar calientes a la fantástica La loca historia de las galaxias–, Mel Brooks dio en la diana al vampirizar humorísticamente la figura de Frankenstein, en su doble dimensión literario-fílmica, de Mary Shelley a James Whale. Recreando el imaginario gótico del cine de terror de la Universal e inyectándole sendas dosis de humor deadpan, absurdo surrealista y espíritu erótico-festivo, Brooks fabricó su obra maestra bastarda. Por una vez, todas las piezas encajaron: de la dirección artística a un guión repleto de gags delirantes (de una joroba danzarina a un histórico número musical), de la expresiva puesta en escena a un reparto en estado de gracia. El rostro entre alelado y arrebatado de Gene Wilder como el doctor Frederick Frankenstein (Gene Wilder) se convertiría en un icono de la comedia americana de los 70, mientras que el trío formado por Marty Feldman (Igor), Teri Garr (Inga) y Peter Boyle (el monstruo) completarían una sinfonía actoral perfectamente afinada. MY

Programación completa de la sala Phenomena.