Joseph Losey fue un director de cine ciertamente atípico. Nacido en Wisconsin en una familia adinerada, tuvo que abandonar Estados Unidos acusado de realizar actividades «antiamericanas». Losey, que había vivido en Rusia mientras estudiaba diversas técnicas teatrales e incluso llegó a colaborar con Bertolt Brecht, en teatro, acabaría instalándose en Inglaterra a la fuerza y convirtiéndose en uno de los máximos representantes de ese nuevo cine de los sesenta. El sirviente es tal vez la primera de sus obras más emblemáticas: rodada en 1962 y con la colaboración en el guión del dramaturgo Harold Pinter (cosa que también ocurriría en películas posteriores como The Go-Between, por la que ganaría la Palma de Oro), la película es un tratado psicológico sobre las clases sociales y la dominación. Lo curioso es que aquí son los de abajo los que acaban escalando hacia arriba en un progresivo clima de tensión y terror que genera tanto una morbosa adicción como una incomodidad penetrante. La puesta en escena subraya esa atmósfera que poco a poco va dándose la vuelta y que utiliza los planos aberrantes haciendo honor a su nombre. ER

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