No por casualidad cuando en Batman V Superman: el amanecer de la justicia asistimos, por enésima vez, a la muerte de los padres de Bruce Wayne, estos acaban de salir de un cine que proyectaba el Excalibur de John Boorman. El mito artúrico y serial contribuía así desde los márgenes del filme a reflejar los propios intentos de Snyder por contribuir a la leyenda del héroe: al igual que en la película de Boorman, el sueño y la realidad se fusionarán como método improbable -pero factible- para ganar la batalla. Del mismo modo, Batman también se mirará en Boorman para alcanzar una liga de la justicia que tiene su reverso en los Caballeros de la Mesa Redonda. Tal y como indica Manuel Garín, auténtico experto en las imágenes artúricas, tuvo que llegar el director inglés “para que se filmara de una vez por todas con la desmesura y el exceso voluptuoso que encontramos en la gran narrativa medieval (…). Excalibur logra justo eso, hacer estallar, incendiar, intensificar, dramatizar, pero comprimiendo esa “totalidad” de los hechos artúricos en dos horas y veinte”. Boorman no se refugia en una parte de la leyenda, sino que la condensa en una adaptación que tiene tanto de fallida como de milagrosa. ER

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