Estrenada con enorme éxito en el pasado Festival de Locarno, donde se alzó con el premio al mejor director en la sección Cineasta del Presente, Kaili Blues es una película misteriosa y singular, dotada de un ritmo y un manejo de la cámara, el tiempo y la puesta en escena como pocas veces se ha visto en el cine. En un debut sorprendente, el cineasta chino de 26 años Bi Gan despliega una película en la que el tiempo y el espacio son conceptos circulares o en espiral, y donde la narrativa se disuelve en un fluir continuo que disuelve los conceptos de presente, pasado y futuro en favor de una multiplicidad de dimensiones, momentos y espacios. Famosa por su virtuosísimo plano secuencia de unos cuarenta y un minutos de duración, la película es mucho más que un ejercicio vacuo de puesta en escena, mucho más que un tour de force a la Iñárritu, y es más bien la demostración de que el cine puede contener el tiempo en todas sus dimensiones, y de una forma que pocas veces hemos experimentado de forma tan directa y bella. GdPA.

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