Cinco amigos en una lúgubre cabaña y una noche sin estrellas. Clichés de la fórmula slasher (sustos ligeros, diálogos de relleno, desmadre de arquetípicos adolescentes) se acumulan en los primeros minutos de La cabaña en el bosque, pero, sin embargo, el film de Drew Goddard no es tan dócil como podría parecer y en poco tiempo se desmarca de estos patrones para adentrarse en un terreno mucho más indefinido y cerebral. Producida y coguionizada por el también director Joss Whedon (Vengadores, la era de Ultrón), la película se presentó en el festival norteamericano SXSW en 2012, donde brilló gracias a su sarcástico y posmoderno homenaje al terror, contando con icónicos referentes de la tradición del género, desde la figura del vampiro o el zombie, hasta el Pinhead de Hellraiser o la niña fantasma de Ringu. Del mismo modo que se manipula el comportamiento de los protagonistas como si de marionetas se tratara, el director maniobra con sus propios recursos para alterar nuestra percepción de la historia. La cabaña en el bosque es la deconstrucción de una experiencia de terror clásica con una trama sofisticadamente conjurada que, seguro, entretendrá y sorprenderá a quién decida paladearla. Júlia Gaitano
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