Ganadora del Oso de Oro en el Festival de Berlín de 1999, La delgada línea roja es ya considerada una de las mejores cintas de cine bélico, aunque su acercamiento al género se desmarca de convenciones y tradición. Malick adapta la novela de mismo título del estadounidense James Jones, que se centra en la batalla de Guadalcanal, acontecida durante la Segunda Guerra Mundial, y que enfrentó a los soldados norteamericanos contra los japoneses en islas bañadas por el Pacífico. Sin negar la acción -elemento inherente en narraciones que versan sobre guerras-, el director de Días de gloria y El árbol de la vida se introduce en las psiques de los combatientes estadounidenses, otorgando una dimensión poética y existencial a las inevitables brutalidad y absurdidad de las contiendas. A lo largo de tensos tiempos muertos previos a los enfrentamientos, en los que extensos monólogos internos toman el control narrativo y estructural, la película se despliega, también, a lo ancho, en un heterogéneo plantel de personajes, que comprenden desde los más altos cargos hasta los peones, todos ellos sometidos a situaciones límite. Sean Penn, Jim Caviezel, Nick Nolte, Elias Koteas o Woody Harrelson son solamente algunos de los muchos rostros conocidos que dan vida a los introspectivos protagonistas. Júlia Gaitano

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