Hace un par de años corría una broma entre los asiduos a festivales que aseguraba que Brady Corbet estaba en una especie de Erasmus cinéfilo por Europa. En poco tiempo, Corbet interpretó pequeños papeles sin demasiada importancia en películas de Ruben Östlund (Fuerza mayor), Mia Hansen-Løve (Eden), Antonio Campos (Simon Killer) o Lars von Trier (Melancolía). Este pasado año el chiste se reveló como una realidad: no sólo Corbet había estado dando clases de cine aceleradas en rodajes por todo el continente, sino que además las había aprobado con nota. La infancia de un líder es uno de los mejores debuts del año pasado, propio de alguien que sabe exactamente qué es lo que busca y cómo plantearlo a través de la puesta en escena. Estrenada en la sección Orizzonti del festival de Venecia 2015, donde ganó el premio a la mejor ópera prima y dirección, la película narra la educación de un niño estadounidense en la Francia de 1919. Con un padre diplomático encargado de gestionar los acuerdos del tratado de Versalles y una madre con demasiadas migrañas para ejercer como tal, la película se aproxima a tres rabietas —y sus correspondientes consecuencias— que de algún modo conformarán el carácter dictatorial del pequeño. La infancia de un líder es una película repleta de sorpresas en gran parte debido a su carácter poco subrayado: nunca se nos presenta la vida de los personajes como una mera relación de causa-efecto, sino como un contexto o clímax continuo. Filmin estrena la película, tan cercana como alejada de la historia del siglo XX en Europa, en nuestro país. ER

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