Presentado en el ACID (Asociación por el cine independiente y su difusión) del último festival de Cannes, el debut en el largometraje del francés Sébastien Laudenbach es una singular película de animación… para adultos. Una fábula cruel que toma de la tradición algunos elementos clásicos, adaptando libremente el clásico de los hermanos Grimm, La joven sin manos, para convertirlo en una película en la que nada es lo que parece. Entre el estilo de Matisse a los fauvistas, La joven sin manos es un auténtico placer visual para disfrutar en pantalla grande, que trabaja el dibujo como una herramienta para la imaginación. En palabras de su director: “A diferencia de la gran mayoría de los largometrajes de animación en los que la imagen es totalmente nítida, La joven sin manos propone una imagen inacabada. O dicho de otra manera: in-finita. Me gusta pensar que este inacabamiento despierta la imaginación del espectador, que debe trabajar para rellenar el vacío. Como esa joven a la que la ausencia de manos le obliga a avanzar”. GdPA

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