Universos paralelos, viajes en el tiempo o aboliciones del orden racional son protagonistas del ciclo Gandules’19. Después de los programas dedicados a los pecados capitales, a las diferentes formas del amor y a las mujeres sublevadas, este año las proyecciones veraniegas en el Pati de les Dones del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona estarán dedicadas a diferentes conceptos derivados de la revolución cuántica, conceptos que han inspirado la creación de nuevos imaginarios. Cada martes, miércoles y jueves de agosto, el CCCB acogerá este ciclo comisariado por el crítico de cine Jordi Costa en el marco de la exposición «Cuántica».

Según se apunta desde el CCCB, “la paulatina infiltración en el ámbito de la cultura popular de conceptos derivados de la tercera gran revolución en la historia de la cosmología no solo ha inspirado la creación de nuevos imaginarios en las ficciones de género fantástico, sino que también ha puesto en crisis la concepción tradicional del relato. De todo modelo de relato. Un universo en acelerada expansión hacia su colapso no parece un hábitat natural para los discursos cerrados de naturaleza monolítica. Las revelaciones de la física cuántica invitan a pensar en bifurcaciones y multiplicidades, en realidades paralelas e identidades inestables, conectando con algunos radicales planteamientos de una filosofía de la postmodernidad que detectó la caducidad de los grandes relatos unitarios”.

Programa completo del ciclo:

-6 de agosto: High Life (Claire Denis, 2018). El trabajo poético de Claire Denis explora en esta película la relación entre lo humano y las potencialidades enigmáticas del agujero negro. La película disloca los tiempos del relato y haciendo retorcer los tonos narrativos desde lo meditativo hasta la explosión de violencia visceral.

-7 de agosto: Twin Peaks: Fuego camina conmigo (David Lynch, 1992). Cuando, en 1989, David Lynch y Mark Frost transformaron la historia de la televisión con la serie Twin Peaks nadie era capaz de intuir que detrás de la pregunta ¿Quién mató a Laura Palmer? había un inabarcable problema cuántico: ¿podría ser esa malograda reina de la belleza con doble vida el gato de Schröndinger de la ficción audiovisual futura?

-8 de agosto: Ayudar al ojo humano (Velasco Broca, Julián Génisson y Lorena Iglesias, 2017). El sacerdote interpretado por Julián Génisson –uno de los actores españoles que con más autoridad y verosimilitud pueden lucir un alzacuello- es el único elemento en común entre las piezas de este cóctel esotérico donde los misterios del Universo y los laberintos de la fe encuentran un territorio común en la extrañeza.

-13 de agosto: El tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas (Apichatpong Weerasethakul, 2010). En la poética del cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul, las fronteras entre lo real y lo sobrenatural se han diluido, porque, como bien saben tanto el budismo como la física cuántica, todo está entrelazado y no hay identidad individual que no exista como la parte de un todo.

-14 de agosto: Symbol (Hitoshi Matsumoto, 2009). Preguntarse por el género al que pertenece Symbol, película del director japonés Hitoshi Matsumoto, podría estropear su sofisticado juego conceptual: quizá baste decir que con esta película emprende el desafío de construir una Teoría del Todo utilizando como materia prima el humor idiota.

-15 de agosto: Mind Game (Masaaki Yuasa y Koji Morimoto, 2004). La realidad es fractal en el pirotécnico universo construido por Masaaki Yuasa en este auténtico triunfo del anime postmoderno que es Mindgame. Ofrece una estilizada visión de la vida como sucesión (reversible, variable) de viñetas elocuentes o piezas intercambiables de un cubo de Rubik, un inagotable laberinto que parece contener la potencialidad de cien nuevos universos en cada esquina.

-20 de agosto: Fish and Cat (Shahram Mokri, 2013). Fish & Cat es una película rodada en un único plano secuencia de casi 140 minutos de duración, por lo que sería merecedor del premio Orizzonti a la innovación cinematográfica debido a sus peculiares características formales, estrechamente relacionadas con la preocupación estética y conceptual en torno al tiempo (y su manipulación).

-21 de agosto: Donnie Darko (Richard Kelly, 2001). Donnie Darko es una perla oscura infiltrada en el imaginario del cine comercial norteamericano: en sus imágenes palpita la potencialidad de universos paralelos, realidades alternativas o tránsitos póstumos, pero su director, Richard Kelly, decidió no cerrar ninguna de sus posibilidades de interpretación en una clara apuesta por la ambigüedad.

-22 de agosto: Je t’aime, je t’aime (Alain Resanis, 1968) + La Jetée (Chris Marker, 1962). Un programa doble cierra con broche de oro este ciclo que ha intentado vincular las posibilidades del relato postmoderno con los hallazgos de una física cuántica que nos ha enseñado a poner en cuarentena toda certeza. Estas dos películas no son sólo dos producciones hermanas en las que el viaje en el tiempo sirve para amplificar la dimensión trágica de sendas historias de amor, sino que también son la obra de dos sensibilidades artísticas que estaban asimismo hermanadas.