La repercusión internacional de una película como El abrazo de la serpiente trajo como consecuencia un interés inmediato por parte de los medios sobre el nuevo cine colombiano. Hasta hace poco más de una década Colombia no producía más que dos o tres películas anuales, pero los últimos años su presencia ha sido mucho más habitual tanto en festivales como en carteleras. Las razones obedecen en parte a cuestiones políticas, como la creación de un Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, pero también a una nueva red de escuelas de cine que ha permitido que haya una nueva generación mucho más profesionalizada y con más visibilidad que las anteriores. En este sentido, del mismo modo que cineastas como Ciro Guerra o César Acevedo deben parte de su éxito al festival de Cannes, Oscar Ruiz Navia tiene mucho que agradecerle a Locarno. Su película Los Hongos se llevó el premio especial del Jurado (Filmmakers of the Present) en 2014 y esto llamó la atención sobre un trabajo que se centra en dos graffiteros de Cali que comienzan a visualizar la necesidad de un cambio social a través del arte. Los propios colombianos aseguran que el cine caleño ha sido capital en la construcción de una industria en el país y rebautizan jocosamente a la ciudad como Caliwood (existe incluso un museo del mismo nombre). Hoy por hoy, Ruíz Navia es uno de sus integrantes más prometedores. ER

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