Woody Allen pasa por ser un cómico infatigable, un trabajador estajanovista (y un padre de familia y marido algo singular, según parece), pero pocas veces se afronta de forma crítica su trabajo cinematográfico como un creador de imágenes más allá de los dilemas amorosos y éticos de sus personajes de clase media atormentados por la muerte, el paso del tiempo y el sexo. Sin embargo, Misterioso asesinato en Manhattan, que en apariencia es una simpática y efectiva comedia, es probablemente uno de los trabajos más refinados de Allen como creador cinematográfico, con una fina y sólida unión entre el fondo (esa pareja que ha de inventarse asesinatos en el vecindario para combatir el tedio) y la forma (una reflexión sobre la vida como ficción). GdPA
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