Cuando en 2014 Matthew McConaughey se hizo con el Oscar al mejor actor por Dallas Buyers Club, su discurso de agradecimiento incluyó el “Just keep livin’” y “alright, alright, alright” extraídos de su pequeño papel en Movida del 76. Este pequeño gesto se revela como significante respecto a la importancia de una película que en principio se suponía pequeña pero que acabó siendo la base que determinó la carrera de varios de sus integrantes y definió gran parte del cine posterior de Linklater, siempre preocupado por el tiempo y sus mínimos movimientos como pinceles capitales a la hora de dibujar (y desdibujar) el género humano. Movida del 76 (que toma su título original de la canción “Dazed and Confused” de Led Zeppelin) narra el último día de clases de un grupo de alumnos de secundaria de Austin, Texas. No hay mucho más que eso pero tampoco nada menos. Linklater aseguraba que pretendía realizar una película de adolescentes que obviara toda gravedad: “No recuerdo mis años de adolescencia como traumáticos. Recuerdo que sólo quería seguir la corriente, socializar, encajar y ser guay. Las apuestas eran bajas. ¿Conseguir entradas para Aerosmith o no? Esas eran las grandes preocupaciones” (“I don’t remember teenage years being that dramatic. I remember just trying to go with the flow, socialize, fit in, and be cool. The stakes were really low. To get Aerosmith tickets or not? That’s a big thing”). Movida del 76 es una película importante en parte, precisamente, por una forma y fondo que se pliegan ante una idea ligera: realizar una apología sobre la necesidad de perder el tiempo. ER

Programación completa de Gandules´16 del CCCB